En 1949, el buque «Commandant Charcot» llevaba a bordo, además de los miembros de la Expedición Antártica Francesa, treinta perros esquimales que compartieron la vida de los hombres durante tres años en Terre Adélie. Estos perros eran algo más que simples compañeros para los exploradores, ya que su seguridad dependía a veces de su fuerza y tenacidad. En 1952, los exploradores se enteraron de que no habría relevo por falta de fondos. ¿Qué iba a ser de los perros? Sacrificarlos, como proponía París, era imposible. Hicieron un llamamiento a la prensa para que adoptaran a los animales. Hubo más de 3.000 respuestas. Cuatro años más tarde, nos encontramos con Björn, nacido a bordo del «Charcot», e Yfaut. Pertenecen a un médico que ejerce en la región francesa de Cantal, y le facilitan las visitas a sus pacientes en los nevados meses de invierno. Gracias a ellos, puede llegar a granjas aisladas donde su jeep no llega.